El futuro del sector inmobiliario tiene que alinearse con el futuro del planeta. Es un reto complicado ya que casi la mitad del agua y de los recursos naturales se dedican a la construcción.
La post pandemia ha destacado un cambio en los gustos a la hora de buscar vivienda: un balcón, un jardín, alejarse del ruido… esto antes no era prioritario a la hora cambiarse de residencia.
La construcción debe alcanzar un futuro sostenible: obtener la calificación energética A-A, para ello debe que reducir el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Otra medida de especial importancia en esta estrategia hacia un futuro verde es el análisis del ciclo de vida (ACV). Este indicador permite evaluar el impacto ambiental desde la extracción de las materias primas hasta la construcción del inmueble.
El sector debe apostar por un futuro sostenible y respetuoso con el medio ambiente, desde la concepción de cada proyecto.