La Comisión Europea, en marzo de 2023, ha fijado como uno de los objetivos para 2030 reducir las emisiones de carbono un 55% en comparación con el año 1990. Los edificios son actualmente responsables del 39% de las emisiones mundiales de carbono relacionadas con la energía. La adopción de prácticas y tecnologías sostenibles no sólo beneficia al medio ambiente, sino que también implica ahorros financieros a largo plazo para los propietarios e inquilinos de los inmuebles.
Hoy en día la conciencia ambiental y la sostenibilidad ya son factores opcionales, sino que se han convertido en esenciales y en muchos casos prioritarios, el sector inmobiliario no puede quedarse quieto y debe presentar soluciones energéticas responsables. Desde la ejecución de un inmueble hasta su demolición influyen en la huella ecológica global.
Durante el estudio que hizo la Comisión Europa en marzo de 2023, se aseguraba que el 75% de los edificios de la Unión Europea eran eficientes desde el punto de vista energético. En España más del 80% de los inmuebles reciben la peor calificación en cuanto a eficiencia energética.
Si hablamos de consumo de energía en el sector inmobiliario abarca varios factores. La manera en la que se construyen los edificios tiene un importante impacto en la eficiencia energética a lo largo de su vida útil. Un dato que lleva a esta conclusión es que el 40% del consumo de energía en el sector residencial es imputable a la demanda de calefacción y refrigeración de edificios. Esto se podría contrarrestar empleando en la construcción materiales más eficientes o mejorar los sistemas de climatización. También otros puntos importantes a tener en cuenta para reducción energética es la orientación del edificio, diseño pasivo, etc.
En España el consumo de energía derivaba del petróleo en el año la implementación de tecnologías de energía renovable derivadas del petróleo en el año 2000 era del 34% y en 2018 ya se redujo al 18,8%. Este fuerte descenso se debió en gran parte a las instalaciones de energía renovables como la fotovoltaica o eólica; que además el gobierno ayudó económicamente a su instalación. En muchos edificios que tenían calefacción central se comenzó a contabilizar el consumo de manera individual, lo que hacía que cada usuario asumiese el coste de lo que consumía.
Entre el consumo de energías no renovables y renovables se encuentra el gas natural como la energía más limpia y eficiente. Esta energía se genera a través de la reutilización de residuos, aguas de alcantarillado, desechos agrícolas… A día de hoy el gas natural se sitúa como la energía más utilizada en febrero de 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el 40,3% de hogares españolas la utiliza para calentar espacios. Mientras que un 34% utiliza sistemas de calefacción eléctricos. Cabe también destacar que España no es un país productor de gas natural por lo que el suministro de energía proviene de mercados exteriores.